SAN PEDRO
San Pedro (Betsaida, c. 1 a. C. - Roma, 29 de junio de 67), conocido también como Cefas o Simón Pedro; y cuyo nombre de nacimiento era Shimón bar Ioná, fue –de acuerdo con el Nuevo Testamento– un pescador, conocido por ser uno de los doce apóstoles, discípulos de Jesús de Nazaret.
Es llamado "El príncipe de los Apóstoles". La Iglesia Católica Romana
lo identifica a través de la sucesión apostólica como el primer Papa de la Iglesia, basándose, entre otros argumentos, en las palabras que le dirigió Jesús: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte
no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los
Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo
lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo" (Mateo 16:18-19)
Otras Iglesias Católicas Apostólicas, como los Ortodoxos, no lo
consideran de esta manera, pues éstos entienden que Jesús no edificaría
su Iglesia sobre un hombre (Pedro) sino sobre la confesión de fe que
Pedro hizo: "Tu eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo"(Mateo
16:16), es decir que para los Ortodoxos la Iglesia se edifica sobre
Cristo Hijo de Dios y Pedro no es la cabeza de la Iglesia, sino un
apóstol que pudo ver en ese momento por gracia del Espíritu Santo lo que Jesús sería según la creencia cristiana.
Origen de san pedro
Conocemos la vida de San Pedro por los datos que de él recoge el Nuevo Testamento, más algunos documentos de Clemente de Alejandría y Clemente Romano; este último fue obispo de Roma a finales del siglo I, y con bastante probabilidad le conoció en persona.
De acuerdo con la narración evangélica, Pedro era un pescador judío de Galilea. (Es reconocido como galileo en Marcos 14,70: Y
Pedro lo volvió a negar. Después de un rato, los que estaban allí
dijeron de nuevo a Pedro: «Es evidente que eres uno de ellos, pues eres
galileo.»)
Su lugar de nacimiento fue Betsaida (Juan 1,42-44),
un pueblo junto al Lago de Genesaret, de cuya ubicación no hay certeza,
aunque generalmente se busca en el extremo norte del lago. Ejercía el
oficio de pescador junto a su hermano Andrés, ambos poseían un barco (Lucas 5,3).
Casi todas las tradiciones e informaciones que tenemos de él son a
partir de la llamada de Jesús; muy poca información tenemos de su vida
anterior. Su padre es mencionado por su nombre en Mateo 16,17: Jesús le habla como “Simón hijo de Jonás”, en hebreo, (סיימון בן יונה).
Simón se estableció en Cafarnaúm, donde vivía con su suegra en su propia casa (Mateo 8,14; Marcos 1,29-31; Lucas 4,38) al tiempo de comenzar el ministerio público de Cristo (alrededor del 26-28 D.C.). Por ende, Simón era casado y según Clemente de Alejandría tenía hijos. Otros escritos, parte del corpus declarado apócrifo en Nicea, mencionan que había tenido, exactamente, una hija. También gracias al autor Clemente de Alejandría nos llega la información de que la esposa de Pedro sufrió el martirio. Así pues, estás son las pocas referencias que tenemos de Simón Pedro antes de conocer a Jesús de Nazaret.
LA LLAMADA DE JESÚS
Pedro fue incorporado como discípulo al principio del ministerio de Jesús.
Los evangelistas sinópticos (Marcos, Mateo y Lucas) describen su
entrada de manera diferente a como lo hace Juan. Aquí se ven las
diferencias entre ambos:
Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
Mateo 4:18-20
Encontró primero a su hermano Simón y le dijo: «Hemos encontrado al Mesías. Y se lo presentó a Jesús. Jesús miró fijamente a Simón y le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Jonás, pero te llamarás Kefas» (que quiere decir Piedra).
Juan 1:41-42
Según el testimonio de Juan (Juan 1:40-42), fue su hermano Andrés quien lo introdujo al grupo, tras encontrarse ambos entre los seguidores de Juan el Bautista.
La narración de los sinópticos da otro punto de vista, como se aprecia
en los ejemplos, narrando la historia de que al ver a ambos recoger las
redes, Jesús les invitó a hacerse pescadores de hombres (Mateo 4:18-22, Marcos 1:16-20, Lucas 5:1-10) y fue Simón el primero en reconocer a Jesús como el Hijo de Dios, y no su hermano Andrés.
Confesor de Cristo
Simón podría decirse que fue el que negó a Jesús, su discípulo más
allegado, y esto, se nota en los evangelios. Existen muchos pasajes
donde vemos a Simón muy cerca de Jesús, por ejemplo:
- Fue uno de los tres discípulos íntimos que, según la Biblia, fueron testigos de la transfiguración de Jesús (Marcos 9:1).
- Según el relato bíblico fue el primero en reconocer a Jesús como el Mesías esperado. Y él les preguntaba: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «Tú eres el Cristo.»(Marcos 8:29).
- Los evangelios recogen también la profecía de Jesús anunciando la traición de Pedro quien lo negaría tres veces consecutivas por miedo a ser reconocido como seguidor de Jesús. Aun cuando la noche de la última cena, Pedro juró no apartarse de Jesús, al ser interrogado por los soldados romanos que lo habían detenido, negó tres veces conocerlo antes del canto del gallo, es decir, antes de que la noche acabase, cumpliéndose así la profecía del Mesías. (Mateo 26:69-75, Marcos 14:66-72, Lucas 22:54-62, Juan 18:25-27).
- En el mismo pasaje, en la cena del señor: << Jesús le dijo "y tú, después que hayas vuelto, fortalece a tus hermanos">> (Lucas 22:32). En esta tarea encomendada por Jesús a Pedro de fortalecer y servir de apoyo a sus hermanos después de la muerte, ha visto la Iglesia católica otro fundamento para sostener el primado de Pedro sobre los demás Apóstoles.
- Tras la resurrección, según lo relata Juan Juan 21:15-17, Jesús resucitado se aparece ante los discípulos y dirigiéndose a Pedro le hace reafirmar tres veces su amor por Él, encargándole la tarea de ser pastor de sus ovejas y apacentar sus corderos. En este episodio también se basa la Iglesia católica para sustentar su creencia de que San Pedro fue el primer Papa.
Muerte de Pedro
La tradición católica narra que Pedro acabó sus días en Roma, donde fue obispo, y que allí murió martirizado bajo el mandato de Nerón
en el Circo de la colina vaticana, sepultado a poca distancia del lugar
de su martirio y que a principios del siglo IV el emperador Constantino I el Grande mandó construir la gran basílica.
Clemente Romano, en su carta a los corintios, data su muerte en la época de las persecuciones de Nerón. El evangelio de Juan sugiere, en su característico estilo alegórico, que Pedro fue crucificado Juan 21:18-19. Algunos retrasan la redacción de este Evangelio hasta el siglo II, por lo que consideran su testimonio de menor relevancia. Pedro de Alejandría, que fue obispo de esa ciudad y falleció en torno a 311, escribió un tratado llamado Penitencia,
en el que dice: "Pedro, el primero de los apóstoles, habiendo sido
apresado a menudo y arrojado a la prisión y tratado con ignominia, fue
finalmente crucificado en Roma". Orígenes en su Comentario al libro del Génesis III, citado por Eusebio de Cesarea,
dice que Pedro pidió ser crucificado cabeza abajo por no considerarse
digno de morir del mismo modo que Jesús. Lo mismo relata Jerónimo de Estridón en su obra Vidas de hombres ilustres.
Flavio Josefo relata que la práctica de crucificar criminales en posiciones distintas era común entre los soldados. El texto de 1Pedro 5:13,
que envía saludos desde "la Iglesia que está en Babilonia" ha sido
entendido por algunos en sentido figurativo, como señal de que Pedro
escribía desde Roma por el hecho que la antigua Babilonia sobre el Éufrates
estaba en ruinas y el término "Babilonia" habría sido usado por la
antigua comunidad cristiana para referirse a la Roma de los emperadores (Apocalipsis 17:5).
No obstante, otros estudiosos alegan que no había razón alguna para
utilizar términos crípticos para referirse a Roma en un simple saludo y
suponen que Babilonia se refería efectivamente a una comunidad cristiana asentada en las ruinas de esa ciudad, por lo demás, densamente habitada.
El historiador religioso de la antigüedad Eusebio informa que Pedro
“fue crucificado con la cabeza hacia abajo, habiendo él mismo pedido
sufrir así.” Sin embargo, la profecía de Jesús acerca de la muerte de
Pedro no fue tan específica. A Catholic Commentary on Holy Scripture
admite lo siguiente: “Puesto que se coloca la extensión de las manos
antes de ser ceñido y llevado, es difícil discernir cómo debe
concebirse. Si el orden es parte de la profecía, debemos suponer que el
prisionero fue atado al patibulum antes de ser ceñido y llevado a la
ejecución.” Por eso, si no fuera por la tradición que registró Eusebio,
la declaración de Jesús en sí no señalaría a una muerte por crucifixión o
por fijarlo en un madero. Considerando las palabras de Juan 21:18-19
aparte de la tradición, llegaríamos a la siguiente conclusión: En los
años cuando Pedro era más joven podía ceñirse a gusto para cualquier
deber que quería desempeñar. Tenía la libertad de ir a donde quisiera
ir. Pero en la vida posterior esto cambiaría. Tendría que extender las
manos, quizás en sumisión a otra persona. Otro hombre lo controlaría,
ciñendo a Pedro (ya sea atándolo o preparándolo para lo que habría de
venir) y cargándolo a un lugar adonde no querría ir, evidentemente al
lugar de ejecución. Así la profecía de Jesús respecto a Pedro realmente
indicó que el apóstol moriría "una muerte de mártir", pero no
necesariamente denota la manera en que se le daría esta muerte.
ORIGEN DEL PAPADO
La visión de la Iglesia Católica de los relatos evangélicos en torno al apóstol Simón Pedro
(conocido como San Pedro) resalta su preeminencia sobre los demás
apóstoles: Jesús le da un nombre especial, Kefás (Roca en arameo)
traducido al griego como πέτρος (Pedro),
el cual señalaría la futura misión del apóstol. Además, en los listados
de apóstoles los evangelistas siempre lo nombran en primer lugar (a
pesar de no haber sido el primero en recibir la llamada de Jesús), incluso utilizando el título de "el primero". Con todo, el pasaje evangélico clave es Mateo 16, 13-20, donde Jesús -más adelante- hace entrega a Pedro
de las "llaves del reino de los cielos" y se refiere a él como la roca
sobre la cual fundaría su Iglesia. Luego de la resurrección, Jesús
nuevamente le menciona su papel: "Apacienta mis corderos, apacienta mis
ovejas", donde apacentar en términos bíblicos es ‘gobernar’.
Por ello, según la visión de la Iglesia Católica, el evangelio reflejaría la voluntad de Jesucristo
de que sus discípulos permanecieran unidos bajo la dirección de Pedro, a
quien Jesucristo dio ese nombre en un momento solemne, llevando a sus
apóstoles a una ciudad edificada junto a una roca, Cesarea de Filipo:
Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra, Yo edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no prevalecerá contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra será
Mateo, 16, 18-20
La interpretación de las llaves del Reino de los Cielos actual no se
hizo hasta el papa Gregorio VII. La interpretación más común de los
Padres de esta metáfora es la predicación de Pedro, el cual abrió el
Reino de los Cielos a los judíos y a los gentiles.
En los Hechos de los Apóstoles se mostraría el papel de dirección que tiene Pedro: se encarga de iniciar la dirección del que tomaría el lugar de Judas, el primero en salir a hablar después de la venida del Espíritu Santo, el primero en hablar en el concilio de los apóstoles.
Todo ello es interpretado por la Iglesia Católica como muestra del
papel y misión que Jesús dio a Pedro en relación con la Iglesia que él
supuestamente fundaría.
Por tales motivos Pedro es considerado dentro de la Iglesia Católica
como el primer papa. Aunque en aquel tiempo no llevaba el título pero sí
la misma función y autoridad.
Pese a esto, muchos Padres de la Iglesia dicen que la piedra a la que se refiere Cristo es su confesión, no Pedro; pero sin rechazar el pontificado.
sucesores de san pedro al
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